Acabamos de vivir y estamos aún viviendo, un momento histórico en el que la pandemia por Covid-19 ha cambiado nuestras prioridades y las de toda la sociedad. Hoy, en la «nueva normalidad», desconocemos lo que vendrá, y esa es la realidad en la que tenemos que aprender a gestionar, pero siempre con el firme compromiso de generar valor para el mercado. Ese sí es un faro que no ha cambiado.
Ha sido un tiempo en el que las empresas han volcado sus principales esfuerzos en las áreas financiera y de personas. Pero también, ha supuesto un hito histórico en el ámbito del marketing, donde se han acelerado algunos cambios, que incluso han modificado la relación con los clientes.
- En estos meses se ha evidenciado el verdadero valor de lo emocional. La importancia de las conexiones entre las personas, atendiendo sus necesidades básicas. En definitiva, lo que de verdad importa. Al tiempo, esto ha servido también de refuerzo en las relaciones entre clientes y proveedores.
- Hemos descubierto la digitalización como eje de la generación de nuevos productos y servicios; un fenómeno que se ha impuesto en apenas unas semanas y que, nadie lo duda, resulta un acelerador de innovación para cualquier mercado.
- La sociedad ha tomado conciencia de la verdadera importancia de la sostenibilidad. Hasta ahora, un asunto que solo preocupaba a las empresas a las que afectaba directamente en su cuenta de resultados, pero que ahora ha quedado interiorizada en todos los negocios.
Estos tres cambios -emocional, digitalización y sostenibilidad- suponen sin duda una oportunidad a nuestro alcance para desarrollar nuevas iniciativas de cara al mercado.
Desde el punto de vista de las empresas, quienes trabajamos a diario con multitud de sectores en el área de marketing hemos observado dos aspectos que han sido claves a la hora de gestionar la incertidumbre y la velocidad de esos cambios.
Por una parte, la agilidad de las empresas que lleva a poder afrontar el desafío de una forma más natural y por otra parte, la existencia de un propósito bien definido y alineado con el posicionamiento de la empresa que ha servido, una vez más, como un punto clave para mantener la ilusión y la propia estrategia de la organización en un tiempo tan complicado. Apenas han hecho falta algunos ligeros ajustes, pero manteniendo siempre nuestro propósito, que es lo que marca nuestro sentido en el mercado y en la sociedad.
En definitiva, estamos ante un momento apasionante en el área de marketing, en el que tendremos que afrontar los cambios, desde una visión positiva, en la que siempre podemos generar nuevas oportunidades de negocio desde el mercado. Hoy, nuestro gran reto está en la creación de posicionamientos sólidos, completamente orientados a las necesidades del mercado, en los que la aportación de valor sea un eje principal del propósito de la organización.